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domingo, 29 de junio de 2008

Domingo: ¿Quién decís que soy yo?

Cuando Jesús llegó a la región de Cesarea de Filipo preguntó a sus discípulos: "¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?" Ellos contestaron: "Unos dicen que Juan el Bautista; otros que Elías, y otros que Jeremías o algún profeta." "Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?", les preguntó. Simón Pedro le respondió: "Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios viviente." Entonces Jesús le dijo: "Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás, porque ningún hombre te ha revelado esto, sino mi Padre que está en el cielo. Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra voy a edificar mi iglesia; y el poder de la muerte no la vencerá. Te daré las llaves del reino de los cielos: lo que ates en este mundo quedará atado en el cielo; y lo que desates en este mundo, también quedará desatado en el cielo."
Es imprescindible conocer a Jesús si nos interesa su mensaje, es muy útil conocer aspectos históricos, algunos muy curiosos, que nos ayudan a situarlo en su época y en su contexto. Pero, después de todo eso, llega un momento en el que la ciencia no puede ayudarnos, llega el momento decisivo en el que Jesús nos va a preguntar: ¿Y tú, quién dices que soy yo? Ante esta pregunta, cruda, desnuda, directa, no tenemos más que nuestros labios para responder, nuestro corazón para amar y nuestra mente para creer. No valen las respuestas de "otros dicen", no valen las frases aprendidas en el catecismo. Sólo vale tu alma desnuda ante él que te pregunta.
¿Qué respondes?

sábado, 28 de junio de 2008

Hoy comienza el año de San Pablo

Hoy, 28 de junio, comienza el año de San Pablo, en la víspera de la solemnidad dedicada a los dos grandes apóstoles, Pedro y Pablo.
Desde "La Biblia, de otra manera..." vamos a dedicarle bastantes entradas. Lástima que ahora empiece el verano y el ritmo de entradas vaya a bajar, pero a partir de septiembre nos resarciremos.
Pablo -o al menos sus ideas- es un personaje muy documentado, lo conocemos por dieciséis escritos del Nuevo Testamento. Siete de ellos son cartas dictadas por él mismo en persona; algunas otras cartas son discutidas porque podrían ser suyas o de algún discípulo suyo; otras más son, evidentemente, de discípulos que, al menos, conocían muy bien sus ideas y su vida; y por último hay referencias a él en otros escritos, abundantes -como en Hechos de los Apóstoles-, o de refilón, con en la segunda carta de Pedro.
Pero Pablo es también una persona muy controvertida. Hacia él hay grandes amores y profundos desprecios. En gran parte se le han achacado los defectos de sus comentaristas, y no los suyos propios. Su cartas, a veces tan profundas que no hay quien las entienda, son la excusa perfecta para decir que era un hombre complicado. Pero también es cierto que más de una de sus frases se han malinterpretado por desconocer el ambiente de su época y sus preocupaciones.
Desde este blog, como no podía ser menos, vamos a dar nuestra propia visión de Pablo. Vamos a fijarnos en su persona, en sus sentimientos, y en cómo él mismo los expresa en sus cartas. Quizá dejemos de lado otros aspectos, más doctrinales, más teóricos; diremos algo de todo ello, pero hay muchos otros sitios donde leer buenos textos sobre ello.
Y también, claro, haremos alguna referencia a libros o revistas sencillos, que podremos compartir.
Comienza, pues, el año de San Pablo.

jueves, 19 de junio de 2008

La oración del Padre Nuestro

El Padre Nuestro es una oración que recitamos tantas veces que podemos olvidarnos de la revolución que propone.

Cuando rezamos podemos tener la tentación de encaramarnos al cielo y quedarnos allí, tan a gustito, deseando huir de este mundo como si sólo fuese un "valle de lágrimas".
Pero también está la tentación de quedarse sólo "de tejas para abajo", insistir sólo en que debemos perdonar, luchar por un mundo más justo y solidario olvidándonos de que precisamente esa es la voluntad de Dios y creyendo que se nos ha ocurrido a nosotros solitos.

Jesús en el Padre Nuestro rompe ambas tentaciones, porque lo suyo es siempre buscar la unidad. Unir el cielo con la tierra, unir a Dios con el ser humano, unir a las personas entre sí, unir a los pueblos de la tierra en una nueva historia de fraternidad (a pesar de que alguna vez diga que "ha venido a traer división", pero esa es otra historia, y debe ser contada en otra ocasión).
El Padre Nuestro comienza con Dios en el cielo, pero pronto pone los pies en la tierra; levanta la mirada para santificar el nombre de Dios y en seguida la baja para ponerse a construir el reino entre cemento y ladrillos; pide al Padre el pan, pero sólo el justito de cada día, que no hay que fantasear con grandes almacenajes; invoca el perdón, pero sólo para poder compartirlo y derrocharlo por todas partes.

El Padre Nuestro rompe esquemas y evita fanatismos, se preocupa de lo de hoy y de lo de aquí, sin olvidar que la fuerza de nuestra vida nos viene de lo más hondo, de los más alto. Para que nuestra mirada ni se pierda mirando sólo al infinito ni se quede cegada por el polvillo de la construcción del Reino.

martes, 17 de junio de 2008

Libros: El Cuadrante I. La Búsqueda


Estreno hoy una nueva etiqueta y sección, los libros. De cuando en cuando añadiré aquí alguna referencia a libros y recursos que pueden ser útiles para conocer cada vez más la Biblia, de otra manera. No serán volúmenes especializados, sino escritos para todos, para que todos podamos entender mejor la Palabra que nos llega desde Dios, pero con unas formas culturales tan distintas a las nuestras.

Para comenzar os presento "El Cuadrante. Parte 1: La Búsqueda". De José Luis Sicre Díaz. Es un libro que presenta los tres primeros evangelios (Marcos, Mateo y Lucas) de una forma amena pero muy acertada. Alterna algunos capítulos de explicación, al nivel de cualquier lector, con capítulos novelados en los que un personaje de ficción, Andrónico, cristiano del siglo I, va conociendo los evangelios y comentándolos en familia.

Es, ciertamente un libro muy recomendable para descubrir muchas cosas sobre los evangelios y sobre Jesús.

domingo, 15 de junio de 2008

Domingo: "Pedid al Dueño que mande obreros a su campo"

Viendo a la gente, Jesús sentía compasión, porque estaban angustiados y desvalidos, como ovejas que no tienen pastor. Dijo entonces a sus discípulos:
- Ciertamente el "campo" es muy grande, pero los "trabajadores" son pocos. Por eso, pedid al Dueño del campo que mande obreros a trabajar (...)
Mt 9,36-10,8

Os dejo esta perla del evangelio de hoy y un pequeño comentario de Dolores Aleixandre:

La llamada a los Doce, a cada uno por su nombre, es una decisión precedida de un sentimiento de compasión en Jesús. Él se sabe pastor, pero los límites de su humanidad le recuerdan que solo no puede llegar a tanta gente. Por eso busca colaboradores, forma "equipo", acude a otros, llama a estar con él y a hacer llegar a tantas ovejas sin pastor su misericordia y su cuidado. Cada uno de nosotros estamos también llamados por nuestro nombre y convocados a la misma tarea.

¡Feliz Domingo!

sábado, 14 de junio de 2008

¡A la fruta fresca!

El Señor, tu Dios, te va a introducir en una tierra buena; tierra de torrentes, de fuentes, de aguas profundas, que brotan en el fondo de los valles y sobre los montes; tierra de trigo y cebada, de viñas, higos y granados; tierra de olivos, aceite y miel. Comerás hasta saciarte y bendecirás al Señor tu Dios, en la buena tierra que te da.
Dt 8,7-8.10
En este fragmento tan nutritivo del Deuteronomio, el quinto libro de la Biblia y uno de los más sagrados para los judíos, Moisés recuerda la promesa de Dios al pueblo de darle una nueva tierra llena de agua y, por tanto, de riquezas vegetales. Sabemos que no fue Moisés quién escribió ese libro, sino que se redactó más tarde siguiendo una historia compleja, pero en realidad no es ese el tema de hoy.
Para mucha gente las frutas y verduras aparecen en los campos y en los árboles sin mayor admiración, así como muchos niños pueden creer que los billetes aparecen en las carteras de sus padres como si criasen (hay también otros niños que no creen eso, porque nunca han visto ningún billete).

En cambio, para los hebreos, todo cuanto tenían o podían tener era un regalo de Dios. Pero no de esos regalos a granel que hacen las multinacionales cuando promocionan un nuevo producto; no eran regalos anónimos.
Dios les regalaba a ellos, precisamente a ellos, por amor, por elección de su voluntad, aquellos manjares de los que podían disfrutar.
Ciertamente, todavía hoy, Israel es un país de un clima y situación benévolos para muchos tipos de productos de agricultura templada y subtropical.
A ellos les gustaba expresarlo en estos siete productos del campo: el trigo y la cebada, la uva los higos y las granadas, el aceite y los dátiles. Todos estos manjares se los regalaba a Dios, y provocaba en ellos la bendición.
No se trataba sólo de llenar la panza, iban mucho más allá. Reconocían que Dios llenaba sus vidas, les llenaba de sentido, dándoles la vida en forma de alimento a partir de la vida en forma de amor y elección que había dado a su pueblo.
Y no se quedaban quietos al reconocerlo, se movían a su vez en un canto de alabanza y bendición que era la respuesta agradecida de quien reconoce el amor de su Dios.

En algunos hogares sigue presente la costumbre de bendecir la mesa antes de comer. A veces tenemos tanta prisa que no le encontramos sentido. En realidad, bendecir la mesa es reconocer que comer tiene sentido, porque la vida entera lo tiene en el Dios que nos ama con locura.

viernes, 13 de junio de 2008

Pasajes: "Sí, sí, no, no"

Mateo 5,33-37
En aquel tiempo, dijo Jesús:
-Habéis oído que se dijo a los antepasados: "No dejes de cumplir lo que hayas ofrecido como juramento al Señor" Pero yo os digo que no juréis por nada ni por nadie. No juréis por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. Ni siquiera juréis por vuestra propia cabeza, porque no podéis hacer que os salga blanco o negro ni un solo cabello. Si decís "Sí" que sea sí; y si decís "No", que sea no. Lo que se aparta de esto, es malo.
Estamos ante un pasaje del sermón de la montaña, en el evangelio de Mateo. Jesús nos dice algo tan simple que apabulla... sé sincero, sé sincera.Vaya, para eso no hace falta tanta parafernalia... ¿o sí?

Los antiguos, en muchas culturas, tenía una forma de solemnizar lo que decían: el juramento por Dios o por los dioses. En tiempos en los que apenas casi nadie sabía leer ni escribir, y, por tanto, los documentos escritos eran escasos, la palabra dada debía funcionar como contrato, sentencia y escritura, como ahora los papeles compulsados y certificados o las modernas firmas digitales informáticas.

Pero, claro, como todo lo que toca el ser humano, puede usarse bien, o estropearse. Con la palabra humana había pasado (y pasa) lo mismo: alguien, un buen día, inventó una cosa horrible: la mentira.

De aquí surgen, como reacción, los juramentos, que son como decir: "Que sí, que lo que te digo es verdad, que te puedes fiar, que lo estoy jurando por el dios correspondiente..."
Jesús, gran observador de la vida y de las personas, se da cuenta de que jurar equivale a dedir todo esto... y aún más. Jurar en momentos importantes significa que, cuando no se está jurando, la palabra tiene menos valor, se deja un resquicio a la mentira... Es como aceptar que nuestras palabras tienen dos ritmos: el del juramento es serio; el de la "conversación cotidiana" es otra cosa, no es tan necesario ser sincero, comprometerse con las propias palabras, decir la verdad...

Para Jesús no hay término medio, el ser humano existe para vivir, para vivir del todo, para vivir al máximo, para hacer de todas sus capacidades el máximo uso y aprovechamiento: y la palabra humana, la verdad que expresa, es una de las capacidades más preciadas; no puede ni debe ser tergiversada de ninguna manera, bajo ningún concepto, con ninguna excusa: No valen entre vosotros juramentos, porque no os hace falta dividir vuestra palabra en dos niveles: el de verdad y el no-sé-si-sí-o-si-no.

Si decís "Sí", que sea sí; y si decís "No", que sea no.
Lo que pase de ahí, os vuelve malos.

jueves, 12 de junio de 2008

Un año para san Pablo

Ayer y anteayer ya tuvimos entradas más densas, así que hoy toca simplemente un anuncio. La noticia no es nueva, ya que lleva casi un año: en junio del año pasado el papa anunció que se iba a dedicar un año a la figura de san Pablo.
Pues bien, el año de san Pablo está a punto de comenzar, concretamente durará del 28 de junio 2008 al 29 de junio 2009, desde La Biblia, de otra manera, tenemos un especial interés en ver también a Pablo de otra manera, iremos presentando su figura, sus escritos, sus ideas más importantes, las claves de su vida y, por qué no, sus manías, su carácter y, en definitiva, su persona.

miércoles, 11 de junio de 2008

¿Dios? ¡Uy qué miedo! (cont.)

Palabritas: "Temor de Dios" (y 2)

(Continuación)
(Ayer investigamos qué significa en castellano el verbo "temer" según la RAE. Vimos que hace años tenía un matiz de "miedo reverencial" que un buen día desapareció del diccionario.)

La última vez que el diccionario de la Real Academia Española aceptó ese matiz de reverencia fue en 1817 (!). En la siguiente edición del diccionario Usual, el 1822, ya había desaparecido:


Desde entonces, con algunos cambios de expresión por el paso del tiempo, los significados no han variado mucho, todos con su matiz negativo. Mientras se ha mantenido a través de los siglos la referencia al "temor de Dios" como "miedo reverencial". Nada ha cambiado desde principios del siglo XIX.

Ahora sí, definitivamente, puedo afirmar y afirmo: LA PALABRA "TEMOR" EN CASTELLANO, EN EL SIGLO XXI, ES UNA TRADUCCIÓN INAPROPIADA DEL TÉRMINO ORIGINAL BÍBLICO.


2
. ¿Qué dicen los comentarios de la Biblia sobre la expresión "temor de Dios"?
Tiene un matiz siempre positivo: significa "respeto" a Dios. El "temor" de Dios no quiere decir que haya que tenerle "miedo" sino considerarlo en su grandeza, respetarlo y reverenciarlo...
Llegamos a afirmar que el origen de este temor es el amor, que es lo que importa de verdad. El amor que recibimos de Dios nos lleva a reconocerlo agradecidos y a respetarlo.

Sí, sí, todo esto está muy bien, y, lo más importante, es totalmente cierto, el significado bíblico de esa expresión antigua queda muy bien descrito en la explicación que dan los comentarios.

Pero lo que yo digo es mucho más sencillo: la palabra "temor" no es la adecuada para transmitir ese mensaje de amor y respeto. Aunque en 1817 lo fuese, ahora (y desde 1822) ya no lo es, y, por tanto, tenemos que rechazarla.

Si queremos traducir la Biblia al castellano, tenemos que respetar la lengua castellana. Si la palabra original de la Biblia tiene un matiz positivo de "respeto" y la palabra castellana "temor" no lo tiene (¡desde hace casi 200 años!): entonces no es la palabra correcta.

Que me perdonen los señores traductores que bastantes dificultades tienen en su trabajo. Pero para comunicarnos en castellano, con todos los hispanohablantes, no podemos usar significados de las palabras que ni siquiera están el diccionario (aunque estuviesen hace siglos), no podemos inventarnos una lengua nueva. Si no, corremos el peligro de alejarnos tanto del lenguaje de la gente que acabemos lejos de su mundo. Esa va a ser una tentación siempre presente entre los cristianos. ¡Evitémosla incluso desde nuestra forma de hablar!

martes, 10 de junio de 2008

¿Dios? ¡Uy qué miedo!

Palabritas: "Temor" (1)
En la Biblia aparece a veces la expresión temor de Dios o temer a Dios. Claro que nosotros manejamos traducciones a nuestras lenguas de los textos originales, y ese "traspaso" de una lengua a otra nos puede jugar malas pasadas.
En mi opinión la palabra "temor" es una de esas.

Vamos a hacer dos búsquedas distintas: por un lado, veremos qué significa la palabra "temor" en castellano, y por otro qué dicen los comentarios a esta palabra cuando aparece en la Biblia. Al final, una pequeña conclusión.
Para que no sea tan largo, voy a dividir esta entrada en varios días.

1. Investigando en los diccionarios de la Real Academia Española de la Lengua, la palabra "temor" tiene un significado sólo negativo. Aunque incluye la expresión "temor de Dios", que define como:
"Miedo reverencial y respetuoso que se debe tener a Dios. Es uno de los dones del Espíritu Santo." (RAE)
¡Pues sí que la hemos arreglado! Si la palabra temor ya da un poco de yuyu, (por cierto, la palabra "yuyu" no está en el diccionario"), ahora nos viene el diccionario con la palabra "miedo", que, aunque sea reverencial (cosa que yo no comprendo, el miedo es el miedo, y punto), va a ser difícil encontrarle un punto de vista positivo.
Vamos, pues, a buscar la palabra "miedo" en el diccionario:
1. m. Perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario.
2.
m. Recelo o aprensión que alguien tiene de que le suceda algo contrario a lo que desea. (RAE)
Lo que nos temíamos, la palabra "miedo" sólo tiene dos significados y a cual más negativo que el otro. Seguimos pensando que aquello de "miedo reverencial" es todavía más horrible que "temor de Dios".

Pero vamos a ser bien pensados, venga, quizá sea un significado antiguo de la palabra "temor" en castellano, quizá hace décadas tenía un matiz más positivo...
¿Cómo comprobar esto?, pues en la misma página de la RAE, que te da acceso a sus diccionarios desde el tiempo de maricastaña. Así que, nos ponemos manos a la obra y, ¡oh maravilla!, descubrimos que el verbo "temer" tenía antiguamente un significado de "miedo reverencial", la definición exacta es ésta:
Tener miedo reverencial á alguna persona, como el hijo al padre, el vasallo al Rey &c. Reveri, timere.
Hubo un momento en que los señores de la academia decidieron quitar esa acepción del verbo temer, y se quedaron sólo con las otras de matices, en general, negativos. Sin embargo, la expresión "temor de Dios" sigue presente hasta la edición actual del diccionario.
Y os preguntaréis... ¿cuándo sucedió eso? ¿Cuál fue el año en el que la palabra "temer" en lengua española dejó de tener el matiz de reverencia hasta el punto que los responsables del diccionario lo echaron a la calle? ¿Será otra de las manías modernas que tanto critican algunos puristas del lenguaje? ¿Tuvo algo que ver en esto Camilo José Cela?
Pues me parece que no... Mañana la respuesta.

(continúa)

domingo, 8 de junio de 2008

Domingo: Mateo 9,9-13

El martes pasado ya hice el comentario de este texto, pero hoy os dejo la Palabra de Dios, para que podáis meditarla despacio.
¡Ah!, por cierto, donde pone "Mateo", pon tu nombre... así el pasaje será más sugerente y nutritivo.
Jesús vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado en el lugar donde cobraba los impuestos para Roma. Jesús le dijo:
-Sígueme.
Mateo se levantó y lo siguió.

Sucedió que Jesús estaba comiendo en la casa, y muchos cobradores de impuestos, y otra gente de mala fama, llegaron y se sentaron también con Jesús y sus discípulos. Al ver esto, los fariseos preguntaron a los discípulos:
-¿Cómo es que vuestro maestro come con los cobradores de impuestos y los pecadores?
Jesús los oyó y les dijo:
-Los que gozan de buena salud no necesitan médico, sino los enfermos. Id y aprended qué significan estas palabras de la Escritura: "Quiero que seáis compasivos, y no que me ofrezcáis sacrificios". Pues yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.

sábado, 7 de junio de 2008

¿Dios es un pesado?

Palabritas: "Gloria"
Pues sí, esa palabra que tantas veces hemos oído, quizá hasta cantado, proclamado y exclamado, tiene un significado un tanto peculiar. La "Gloria", en hebro "kabod", significa, ni más ni menos que "peso".
Así que alabar la enorme Gloria de Dios... ¿qué significa? ¿que tiene que ponerse a régimen?

Bueno, bromas a parte, también en castellano tenemos el mismo juego de palabras: Una persona de gran peso en una organización es alguien importante, cuyas opiniones se toman en cuenta y que tiene la autoridad para tomar decisiones determinantes.
Ese mismo doble sentido tuvo ya la palabra "kabod" hace miles de años.

Pero aún hay más. Cuando la Biblia habla de la Gloria de Dios, va, poco a poco, concretando su significado. Si al principio significa que Dios es importante, que Dios gobiera y toma decisiones, más tarde el pueblo de Israel lo aplica al hecho más importante de su historia: la liberación de Egipto.
No entramos ahora en los aspectos históricos del hecho, que son muy complejos; lo que sabemos seguro es que, siglos después, los israelitas tenían una conciencia muy clara de haber sido liberados por Dios y lo expresaban, entre otras formas, alabando la Gloria de Dios, la intervención salvadora de su Señor. Esa es la "manifestación de la Gloria de Dios", la liberación.

Por supuesto, que a nosotros nos importaría poco si tan sólo hablásemos de hace siglos. Lo importante es que también hoy sigue liberando y liberándonos. En las liberaciones cotidianas que experimentamos, incluso cuando nosotros ayudamos a la libertad de otros, y a evitar la injusticia, se está manifestando la Gloria de Dios (aunque no salga en el telediario).

Y es que Dios es un pesado cuando se trata de liberar a su gente. Ante la injusticia sí hace sentir su "peso".

viernes, 6 de junio de 2008

Cambio de título del blog

Me gustaba mucho la expresión "En camino...", me parece que expresa muy bien mi vida, el significado de este blog, y también la actitud que se requiere para entender la Biblia, en la que no vamos a encontrar definiciones anquilosadas, sino perspectivas y horizontes seguros hacia los que caminar, siempre acompañados por Quien pronuncia la Palabra.

Pero, por otro lado, es demasiado ambiguo, así que he preferido ser más explícito: "La Biblia, de otra manera", ilustra también lo que pretendo.

¿Qué os parece? ¿Cuál preferís?
Podéis dejar vuestros comentarios, gracias.

jueves, 5 de junio de 2008

Pasajes: La parábola de las dos casas y los tres cerditos

(Mateo 7,24-27)
¿Os acordáis de la parábola de las dos casas? ¿Esa en la que Jesús habla de dos hombres que construyen su casa, cada uno sobre un terreno? Está en el evangelio de Mateo y dice así:
Todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero no cayó, porque estaba cimentada sobre roca.
Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre tonto que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina.

Pues bien, el otro día un niño muy avispado me preguntó: ¿Es como el cuento de los tres cerditos, no?
El cuento de los tres cerditos, para quien no lo conozca o no lo recuerde, dice que cada cerdito construyó su casa para vivir, uno con paja, para acabar cuanto antes y dedicarse a jugar, otro con madera, que también terminó pronto y el tercero con ladrillos, para que fuese más resistente y no pudiese entrar el lobo. Al final de la historia el lobo consigue destruir las dos casas más frágiles, pero no la tercera.
El mensaje es claro: el esfuerzo vale la pena.

¿En realidad ese el mensaje de Jesús con su parábola?
Pues sí y no. Me explico. La idea del esfuerzo está ciertamente presente en los dos relatos. Pero el cuento popular se detiene ahí mientras que la parábola de Jesús da un paso más. El esfuerzo tiene un objetivo, una meta, un sentido. Todo cuanto la sabiduría popular nos quiere enseñar con el cuento de los tres cerditos (y que, ciertamente, tiene mucho valor), está dirigido para los seguidores de Jesús hacia un horizonte: las palabras de Jesús. El esfuerzo de construir la propia casa (es decir, la propia vida) requiere de una roca sólida. Para Mateo, la roca está muy clara, es Jesús mismo y su Palabra.

martes, 3 de junio de 2008

Pasajes: Mateo 9,9-13

El domingo vamos a poder escuchar un pasaje del evangelio de Mateo con dos escenas. Es muy conocido, pero no por eso menos interesante, porque está lleno de detalles en los que fijarnos:

En la primera escena, Jesús llama a Mateo, el recaudador de impuestos. Ante todo, hay que subrayar que Mateo era judío, pero se encargaba de cobrar impuestos para los romanos, que eran el ejército invasor, y por ello todos los demás judíos rechazaban a los que tenían esa profesión. Los consideraban pecadores y vendidos al poder extranjero. Jesús, en cambio, no tiene problema en llamar también a un publicano entre sus discípulos más cercanos y eso seguro que causó sorpresa y disgusto entre los "bienpensantes" de su época. Por otra parte, sorprende la reacción rápida de Mateo, abandonando su vida cómoda para seguir a Jesús inmediatamente. Es uno de los "milagros" más maravillos, en mi opinión, de los que Jesús hizo.

En la segunda escena Jesús se sienta a la mesa en un banquete con gentes mal vistas en su sociedad. El gesto de comer juntos era muy importante entonces, mucho más que ahora, que nos podemos conformar con una hamburguesa de comida rápida y punto. Los fariseos se extrañan, porque los rabinos honorables que había en la época evitaban juntarse con los pecadores; por eso le critican. Pero Jesús responde mostrando cómo es el corazón de Dios: un corazón misericordioso que no rechaza a nadie, sino que quiere que todos sigan los pasos del amor y la acogida, como Jesús. Es importante que entiendan la respuesta de Jesús para la actividad. Jesús es el médico y los pecadores los enfermos. La frase que cita Jesús según Mateo ("Misericordia quiero y no sacrificios") es del profeta Oseas, uno de los que tanto insistieron en la profundidad de la vivencia religiosa, por encima del "cumplir" del "aparentar" que tan fácil resulta y que esconde a veces la hipocresía de una vida que no sigue a Jesús en realidad.

Jesús es el que ha venido a llamar a los pecadores... y ¡atención! porque tengo comprobado, aunque ahora no hay tiempo aquí para argumentarlo, que en realidad les está llamando "pecadores" a los fariseos criticones, y les está invitando, como cualquier otro pecador, al banquete. ¿No os convence esta interpretación? Echadle un vistazo a Lc 15.

¡Hasta pronto!