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sábado, 28 de febrero de 2009

Para mí es un milagro (Lc 5,27s)

Lucas 5, 27-28
En aquel tiempo, vio Jesús a un publicano llamado Leví,
sentado en su despacho de recaudador de impuestos, y le dijo:
-Sígueme.
Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió.
Mi reflexión hoy es breve, ¿para qué más? En apenas dos versículos encuentro aquí el mayor "milagro" de todos los evangelios. Que un recaudador de impuestos deje todo y siga a Jesús en seguida no es una anécdota, ni una proeza, es un auténtico milagro.
Y digo que es mayor que los otros porque algunos se podrían interpretar simbólicamente. Pero éste no, desde luego. Éste es tal como nos lo cuentan.
¿Seríamos capaces de hacer el mismo gesto?

miércoles, 25 de febrero de 2009

Miércoles de ceniza

Mt 6, 1-6. 16-18
“En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario, no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no vayas tocando la trompeta por delante, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles con el fin de ser honrados por los hombres; os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará. Cuando recéis no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas para que los vea la gente. Os aseguro que ya han recibido su paga. Cuando tú vayas a rezar entra en tu cuarto, cierra la puerta y reza a tu Padre, que está en lo escondido, y tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará. Cuando ayunéis no andéis cabizbajos, como los farsantes que desfiguran su cara para hacer ver a la gente que ayunan. Os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no la gente, sino tu Padre que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará”.

Hoy, miércoles de ceniza, el evangelio nos invita a ir a lo profundo, a no quedarnos en la superficialidad de las costumbres. Hoy Mateo nos habla de "limosna, oración y ayuno", como es clásico en la cuaresma, pero no para que "cumplamos" y se tranquilice nuestra conciencia, sino para que vayamos a lo hondo del asunto:
- La limosna, en cristiano, nunca ha sido (nunca debería ser) de lo que nos sobra. Y por supuesto no se trata sólo de dinero (que también lo necesitan muchos). Creo que el don más preciado hoy en día no son los euros sino los minutos. Podríamos plantearnos en esta cuaresma hacer "lismona de tiempo" dedicado a quien lo necesite; quizá a algún familiar enfermo, a algún amigo...
- La oración es como el aire que respira la fe. Sin aire no puedes subsistir, y si no tienes necesidad ni de respirar... ya me entendéis. La oración tampoco tiene tantos secretos: “Que no es otra cosa oración mental, a mi parecer, sino tratar de amistad estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama” Sta. Teresa de Jesús.
- El ayuno quizá nos pueda resultar menos comprensible en nuestros días. Decimos: "si tengo la nevera llena, y mañana voy a poder comer, ¿qué sentido tiene que hoy ayune?" Es cierto que no tiene ningún sentido para "arreglar el mundo", el ayuno pretende ser sólo un signo; puede ser ayuno de alimentos, o de cualquier ota cosa, pero sigue siendo sólo un signo. El significado es más hondo, es una forma de decirle a Dios (y, en realidad, a nosotros mismos) que necesitamos de él; que, a pesar de que en nuestra sociedad no esté de moda necesitar a nadie, y que todos queremos ser héroes que salvamos al mundo sin ayuda (aunque lo queramos a veces inconscientemente), hay un momento en el que nos sentimos necesitados, débiles, pequeños, ¡pero atención! no nos sentimos desamparados, deprimidos ni humillados, eso es otra cosa. No es que seamos humildes porque nos despreciamos a nosotros mismos, eso nunca, simplemente estamos siendo "realistas", buscamos ser "auténticos", y lo expresamos con el signo sencillo de nuestra debilidad.
Vayamos, por tanto, a lo profundo en esta cuaresma, no nos quedemos en la superficie, que para eso ya tenemos los programas del corazón (que más bien son programas de "la piel").

domingo, 22 de febrero de 2009

Domingo 7º: Algo no cuadra con Marcos

Marcos 2, 1-12
Entró de nuevo en Cafarnaúm; al poco tiempo había corrido la
voz de que estaba en casa. Se agolparon tantos que ni siquiera ante la puerta
había ya sitio, y él les anunciaba la palabra. Y le vienen a traer a un
paralítico llevado entre cuatro. Al no poder presentárselo a causa de la
multitud, abrieron el techo encima de donde él estaba y, a través de la abertura
que hicieron, descolgaron la camilla donde yacía el paralítico.
Viendo Jesús
la fe que tenían le dice al paralítico:
-Hijo, tus pecados te son
perdonados.
Estaban allí sentados algunos escribas que pensaban en sus
corazones:
-¿Por qué habla éste así? Está blasfemando. ¿Quién puede perdonar
pecados, sino Dios solo?
Pero al instante, conociendo Jesús en su espíritu
lo que ellos pensaban en su interior, les dice:
-¿Por qué pensáis así en
vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico 'tus pecados te son
perdonados', o decir 'levántate, toma tu camilla y echa a andar'? Pues para que
sepáis que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar pecados...
-dice al paralítico-. A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.
Se levantó y al instante, tomando la camilla, salió a la vista de todos, de
modo que quedaban todos asombrados y glorificaban a Dios, diciendo:
-Jamás
vimos cosa parecida.

Mmmmmm. No me fío, Marcos, aquí hay gato encerrado. Mucho milagro, mucha curación maravillosa, mucho asombro de la muchedumbre... pero hay algo en el mensaje que estás dando que no cuadra, algo que no acaba de encajar.
A ver: la multitud se agolpa a la puerta para ver a Jesús... y nos dices que "anunciaba la palabra", sin especificar más ¿qué palabra, si de la predicación de Jesús tan sólo nos has dicho una frase, y además genérica? (1,15); le han plantado en las narices a Jesús a un paralítico tan impedido que no le sirven ni las muletas y deben llevarlo entre cuatro; se han cargado el techo de la casa (probablemente de Pedro que en estos momentos no sale en escena porque lo que está diciendo no sería apropiado para todos los públicos); y ahora nos vienes con que Jesús ¡le perdona los pecados! ¿Pero quién ha hablado de pecados? Era un paralítico, lo que quería era recuperarse de su parálisis... ¿No? Querido Marcos, tú sabes algo que no nos estás diciendo, tú quieres transmitir algo más de lo que a simple vista parece...
A ver si me aclaro, hasta ahora nos has hablado de milagros... un endemoniado... la suegra de Pedro... a ver a ver... ¡vaya! muchas curaciones al caer la tarde en Cafarnaum; un leproso de camino... Jesús ya lleva unas cuantos, y los que le quedan, querido Marcos, que en tu evangelio nos has contado muchos. Después de la del paralítico de hoy nos contarás... -vaya, ahora no hay curaciones sino enseñanzas, tengo que pasar una página-: ¡un hombre con la mano paralizada! A ver cómo sigue... -otras dos páginas más sin milagros-, la tempestad calmada y el endemoniado de Gerasa, y la hemorroísa y la hija de Jairo, eso son cuatro juntos. A ver cómo sigue... otra página sin nada... ¡oh! aquí hay un montón casi juntos, multiplicaciones de panes, curaciones varias... Y llegamos a la mitad del evangelio, aquí es donde Pedro reconoce que Jesús es el Mesías. Y a partir de entonces encontramos... dos curaciones y... espera, espera, dos curaciones y... y nada más. Después vienen las polémicas en Jerusalén -sin curaciones-, y al final la pasión, muerte y resurrección.
O sea, que nos has contado casi todos los milagros al principio del evangelio, y todas las curaciones "masivas" están ahí. A partir del cap. 9 (hay 16 caps. en total) sólo hay dos. ¿Qué habrá sucedido en la mitad del evangelio? ¡Ya caigo! Es el momento en el que Jesús empieza a decir a sus amigos aquello de que "el hijo del hombre debe sufrir mucho, morir y resucitar al tercer día" (8,31). Claro, en cuanto puso las cartas sobre la mesa, la gente ya no se amontonaba para escucharle, lógico; mientras pensaban que era el resuelve-problemas, todos tan amigos, pero en cuanto se pone a explicar de qué va lo suyo (eso de "entrega", de "dar la vida", etc.) pues... si te he visto no me acuerdo. Pero espera... eso de "hijo del hombre" que acabo de leer en el cap. 8 me suena de algo... ¡Claro! Aparece en la lectura del paralítico que leemos hoy, ¡y precisamente es la primera vez que aparece en tu evangelio!
Marcos, Marcos, creo que te voy pillando la idea. Nos has presentado nada más empezar a un Jesús magnífico, maravilloso, y hemos quedado asombrados, igual que la gente de su época. Todos sus milagros y curaciones son expresión del Reino de Dios que irrumpe con poder y autoridad cuando llega Jesús. Pero te has dado cuenta de que la muchedumbre se quedó ahí, no llegó a comprender a Jesús, y por eso lo abandonó. Y no quieres que nosotros nos equivoquemos como la gente, por eso nos has contado que Jesús, ante un paralítico que quería que le curase, prefiere hablar del "perdón de los pecados", que es la curación más honda del ser humano, la que va a la raíz de su persona, la que le hace ser él mismo, ella misma, y dejar de ser esclavo. No quieres que nos dejemos deslumbrar por las apariencias, el mensaje de Jesús es más hondo, pasa por la entrega de toda la vida, y por eso nos hablas del "hijo del hombre" como una pista que nos lleve a seguir adelante leyendo, a seguir a Jesús en la vida.
Gracias, Marcos, por darnos pistas para ir comprendiendo más en lo profundo lo que Jesús quería decir, que no era lo que la mayoría de la gente creía entender...
Ahora que lo pienso, ¿no es eso lo mismo que pasa ahora?

[La entrada de hoy es más larga de lo habitual. Ha querido ser un ejemplo de "contextualización" de un texto, y por ello he tenido que resumir (¡mucho!) todo el itinerario que presenta Marcos en su evangelio. Un texto breve sólo se entiende bien en su contexto, si lo sacamos de él podremos decir cosas más o menos bonitas, pero nos perderemos el mensaje de fondo que el evangelista tiene en mente.
Espero que os haya resultado interesante.
¡Nos leemos!
]

sábado, 21 de febrero de 2009

Encuesta: ¿Quieres participar en bibliayvida.com?

Como veis, ha aparecido una encuesta en bibliayvida.com. Queremos daros más campo de participación, pero para eso necesitamos vuestras ideas, sugerencias, propuestas, dudas y, por qué no, críticas.
Para empezar os preguntamos si veis interesante que abramos una dirección de email a la que podáis escribirnos para enviar vuestras ideas. El campo a la participación está abierto. ¡Ahora os toca a vosotros/as!

jueves, 19 de febrero de 2009

¿Pablo misógino? (7 de 7) Mujeres en la vida y en la misión de Pablo

Tanto los Hechos de los Apóstoles como las cartas de Pablo y de sus discípulos hablan de muchas mujeres, generalmente como colaboradoras de la misión. Veamos un simple listado: María, madre de Juan Marcos; Lidia; Damaris; Febe; Priscila, mujer de Aquila; María; Junia, mujer de Andrónico; Pérside, Trifena y Trifosa; Julia; Cloe; Evodia y Síntique; Ninfa; Afia; Lois y Eunice; Claudia.
Algunas son conversas, como Lois y Eunice, Damaris o Lidia; otras llegaron a ocupar puestos de responsabilidad en las comunidades locales, como Cloe y Ninfa; otras compartieron con Pablo la misión apostólica: Evodia y Síntique, Prisca; y otras llegaron, probablemente, a ejercer funciones ministeriales, como Febe, diaconisa en Cencres y protectora del mismo Pablo, y Junia, ilustre entre los apóstoles y compañera de prisión de Pablo. Por último, a algunas, como Pérside y la madre de Rufo, les dedica saludos especialmente afectuosos, signo de un cariño especial:
Saludad a la amada Pérside, que trabajó mucho en el Señor. Saludad a Rufo, el escogido del Señor; y a su madre, que lo es también mía. (Romanos 16,12-13)

(Este último párrafo está sacado de BARTOLOMÉ, J.J., Pablo de Tarso. Una introducción a la vida y a la obra de un apóstol de Cristo, Editorial CCS)

Bueno, hasta aquí la serie de entradas que quería dedicar a este tema polémico y, en el fondo, apasionante. Está claro que el tema no está cerrado, hay textos demasiado ambiguos y de difícil interpretación; pero yo me permito expresar mi opinión:
Pablo, inmerso en una sociedad que discriminaba abiertamente a las mujeres, comenzó a intuir su igualdad con el varón y su importancia para el mundo social y para la Iglesia. Todavía quedan en él restos evidentes de lenguaje que marca desigualdades, pero al mismo tiempo es capaz de mostrar afecto y, más sorprendentemente aún en su época, aceptar y promover a mujeres para cargos de responsabilidad.

(Todas las entradas de este tema AQUÍ)

miércoles, 18 de febrero de 2009

Comentario al evangelio del domingo pasado

Tal como me pidió Laia, por fin he podido dedicarle un rato a comentar el Evangelio del Domingo pasado. He editado la entrada para que quede todo más ordenado, tenéis el enlace AQUÍ.

martes, 17 de febrero de 2009

¿Pablo misógino? (6 de 7) Amor y respeto

Efesios 5,21-33
El texto de hoy es sugerente, parece gustar y disgustar, agradar y enfadar al mismo tiempo. Como siempre, os pido que intentéis leerlo con los ojos de un ciudadano del imperio romano de hace veinte siglos, y no con nuestras gafas culturales. Ahí va el texto, es un poco largo:
21 Guardaos mutuamente respeto en atención a Cristo. 22 Que las mujeres respeten a sus maridos como si se tratase del Señor; 23 pues el marido es cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza y al mismo tiempo salvador del cuerpo, que es la Iglesia. 24 Y como la Iglesia es dócil a Cristo, así también deben serlo plenamente las mujeres a sus maridos.
25 Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella 26 para consagrarla a Dios, purificándola por medio del agua y la palabra. 27 Se prepararó así una Iglesia esplendorosa, sin mancha ni arruga ni cosa parecida; una Iglesia santa e inmaculada. 28 Igualmente, los maridos deben amar a sus mujeres como a su propio cuerpo. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama; 29 pues nadie odia su propio cuerpo, antes bien lo alimenta y lo cuida como hace Cristo con su Iglesia; 30 que es su cuerpo, del cual nosotros somos miembros.
Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre para unirse a su mujer, y llegarán a ser los dos uno solo.
Gran misterio éste, que yo relaciono con la unión de Cristo y de la Iglesia. En resumen, que cada uno ame a su mujer como se ama a sí mismo, y que la mujer respete al marido.

¡Pero cómo! ¿La mujer no debe amar al marido? ¿Sólo respetarlo?
Vayamos por partes. Ante todo, recordar que la carta a los Efesios no está muy claro si la escribió Pablo o algún discípulo suyo en su nombre más tarde. De todos modos, vamos a comentar un poco este texto.
Como habéis podido ver, mezcla varios temas: el matrimonio y la relación de Cristo con la comunidad de los cristianos, esto hay que tenerlo en cuenta porque quizá el mensaje que más le interesaba a Pablo (o a su discípulo) no sea aquello que a nosotros nos resulta más vistoso.
Dicho esto, recordar también que en el siglo primero la sociedad entera discriminaba a las mujeres, de forma que decir a las mujeres que "respetasen a los maridos" era lo más normal del mundo. Pero, por otra parte, Pablo o su discípulo está diciendo aquí un bombazo contra cierta cultura griega: amar a la propia mujer es, para empezar, considerarla digna de ser amada (el verbo utilizado aquí no es "erao", que incluye una perspectiva más pasional, sino "agapao", que sitúa a los que se aman en un cierto nivel de mayor igualdad). Y segundo bombazo: de todas las formas imaginables de amar, para nuestro autor sólo vale una: la de dar la vida, toda entera, hasta la última gota de sangre, por la persona amada. Pues así, y no de otra manera, es como cree Pablo o su discípulo que los hombres deben amar a sus mujeres; y no valen rebajas de enero ni ofertas de dos por uno.
No os pido que estéis de acuerdo conmigo, pero me da la impresión de que difícilmente un misógino (recordemos: "Que odia a las mujeres, manifiesta aversión hacia ellas o rehuye su trato") o su discípulo pensaría de esta manera.

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domingo, 15 de febrero de 2009

Domingo: ¡Queda limpio!

Marcos 1,40-45

Se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas:
-Si quieres, puedes limpiarme.
Sintiendo compasión, extendió la mano y lo tocó diciendo:
-Quiero: queda limpio.
La lepra se le quitó inmediatamente y quedó limpio. Él lo despidió, encargándole severamente:
-No se lo digas a nadie; pero para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés.
pero cuando se fue, empezó a divulgar el hecho con grandes ponderaciones, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en descampado; y aun así acudían a él de todas partes.

Va de contrastes...

¡No! No es posible que un leproso se acerque a Jesús. No es posible que un leproso se acerque a nadie, lo tiene prohibido. ¡Lo prohíbe la Ley!
¡No! No es posible que Jesús sienta compasión de un enfermo... Si Dios le ha castigado algo habrá hecho; y si el castigo ha sido la lepra, se tratará de un pecador peligroso... ¡Lo dice la Ley!
¡No! No es posible que Jesús lo toque, ¡es repugnante! Y además, ¡también lo prohíbe la Ley!


Así podría reaccionar algún compatriota de Jesús, aquellos de los más fieles cumplidores de la Ley, aquellos que pretendían ganarse de Dios la salvación cumpliendo hasta la más mínima tilde. Tampoco es que sea cierto que la Ley decía todas esas cosas; algunas eran interpretaciones que habían ido pasando de boca en boca.
Y contra todo esto, Marcos quiere romper esquemas. Un leproso desobediente, urgido por la enfermedad más grave, la que era sinónimo de muerte, se acerca a Jesús porque piensa que ¡ojalá! Jesús pueda limpiarle.
Y Jesús extiende la mano y lo toca... así describe nuestro autor el gesto para que quede claro que no ha sido sin querer, que no es un descuido ni una casualidad. Jesús quería tocarlo, tenía toda la intención de hacerlo. Y ¿por qué? El motivo lo encontramos en la frase anterior: Jesús siente compasión, siente lástima, siente un no-sé-qué... Es difícil traducir del todo la palabra original, porque en castellano siempre nos quedamos cortos. Indica un movimiento visceral, de entrañas apasionadas, tocadas en profundidad por el dolor que se le presenta delante; es un término que recuerda el seno materno, el movimiento de amor profundo que llega a sentirse físicamente en lo más hondo. Todo eso y mucho más quiere decir Marcos.
Aquí está el corazón de nuestro texto, en el corazón de Jesús, en el corazón de Dios, que es capaz de limpiar a un leproso, pero no para figurar en las revistas de sociedad, ni para que le aplaudan, ni mucho menos para que lo nombren rey (que era lo que algunos querían). Tan sólo el amor intenso que Dios siente por cada uno de nosotros es motivo suficiente para explicar lo que es capaz de hacer.
Cuentan que una periodista, viendo a la Madre Teresa de Calcuta limpiar con gran ternura a un leproso, le dijo:
-Yo no sería capaz de hacer eso ni por todo el oro del mundo.
Y la Madre Teresa le respondió:
-Ni yo tampoco.

jueves, 12 de febrero de 2009

¿Pablo misógino? (5 de 7) El Hijo de Dios, nacido de mujer

Gálatas 4,4
Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, y para que recibiéramos la filiación adoptiva.

Una muy breve indicación, aunque ligeramente fuera de tema, pero para que veamos cómo Pablo alude a la mujer también en otros contextos no polémicos. Pablo apenas habla de María, la madre de Jesús, pero en esta breve cita afirma la necesidad del nacimiento de mujer para el Hijo de Dios. Sin ello, nunca hubiese podido ser el salvador que se identifica con nosotros y nosotras, ni podría hacernos hijos e hijas de Dios.

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martes, 10 de febrero de 2009

¿Pablo misógino? (4 de 7) ¡Callénse!

1 Corintios 14
Llegamos a una cita especialmente enervante ("que excita los nervios o pone nervioso", según la RAE):
Las mujeres cállense en las asambleas; que no les está permitido tomar la palabra antes bien, estén sumisas como también la Ley lo dice. Si quieren aprender algo, pregúntenlo a sus propios maridos en casa; pues es indecoroso que la mujer hable en la asamblea. (vv. 34-35)

¡Aquí sí, se dirá,se demuestra el odio que Pablo tiene hacia las mujeres!
Bueno, pues sí y no... me explico: Leer un texto fuera de contexto es la mejor manera de no entenderlo. Estos dos versículos, ciertamente insultantes para las mujeres, pertenecen al final del cap. 14 de la primera carta a los Corintios (vv.26-40). Os recomiendo que los leáis para entender de qué va Pablo. Resulta que en la comunidad de Corinto hay muchos, digamos, "iluminados" e "iluminadas" que "hablan en lenguas" en la asamblea. El fenómeno de "hablar en lenguas" debió de ser bastante curioso. Nosotros ciertamente nos carcajearíamos si les viésemos murmurando frases indescriptibles y creyendo que el Esíritu Santo se manifestaba a través de aquel galimatías... Pero tenemos que reconocer que eran otros tiempos, y que aquella era una forma habitual de creencia en la época. Pablo, que es más racional (más "como nosotros", podríamos decir), no ve con buenos ojos aquel jaleo y confusión que se formaba en las asambleas, y está decidido a poner las cosas en su sitio. Por ello insiste en que las cosas se hagan con orden, con decoro y que no se atropellen todos los que quieran hablar en la asamblea. En este contexto habría probablemente un grupo de mujeres que se pasarían hablando en la asamblea de Corinto, y a ellas (y sólo a ellas) va dirigida la imposición que hemos leído.
Ojo, esto es importante, Pablo nunca ha dicho que ninguna mujer debe hablar en ninguna asamblea eclesial de ninguna parte del mundo (aunque por desgracia, algunos interpretaron así sus palabras), Pablo está atajando un problema concreto con un grupo de mujeres concretas de una comunidad naciente e inexperta.

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domingo, 8 de febrero de 2009

Domingo: Curaciones y oración. Mc 1,29-39

Marcos 1,29-39

Al salir Jesús dela sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en casa con fiebre, y se lo dijeron. Jesús se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles.
Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y poseídos. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían no les permitía hablar.
Se levantó de madrugada, semarchó al descampado y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron:
-Todo el mundo te busca.
Él les respondió:
-Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he venido.
Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios.
En el Evangelio de hoy Marcos nos presenta varias escenas, narradas con su estilo vivo y directo que tanto sorprende y fascina. Hoy voy a resaltar tan sólo algunas pinceladas.

La curación de la suegra de Pedro sucede tras un contacto físico de Jesús: "cogerle la mano". El contacto físico con Jesús resulta interesante en diversos textos, no todos de curaciones, y quizá tenga más significado del que parece a simple vista (la "magia" de curar tocando al enfermo). La respuesta de la mujer se presenta como un ejemplo a seguir por los que nos encontramos con Jesús: el servicio, la respuesta agradecida a Dios que nos ama primero.

La multitud que se agolpa a la puerta es símbolo de la desesperación humana, del dolor y del sufrimiento que no encuentra quién lo alivie. Pero, ojo, no son expresión de la acogida de Jesús sin más porque se trata de una multitud interesada. Si el dolor, de entrada, mueve a la búsqueda de Jesús, la curación puede tener muchas resupuestas. Una de ellas -la hemos visto en la suegra de Pedro- es la gratitud; pero también existe la indiferencia, el olvido, la ingratitud... Nada se dice de lo que hacía aquella gente después de ser curada.

Nunca subrayaremos lo suficiente la importancia de la oración, comenzando por el ejemplo que nos da Jesús mismo. Superando las dificultades del cansancio, Jesús madruga para poder orar con tranquilidad "en descampado". No es un detalle sin importancia para el cristiano. Los momentos exclusivos de oración, de dedicación a sentir desde dentro del amor de Dios Padre, no pueden ser sustituidos por nada.

sábado, 7 de febrero de 2009

¿Pablo misógino? (3 de 7) Una de cal y otra de arena

1 Corintios 7
Una de cal y otra de arena. Si en el capítulo 11 veíamos que Pablo se sitúa en la órbita de su propia sociedad, que era ciertamente discriminatoria, en el capítulo 7 nos sorprende con un par de frases totalmente igualitarias:
Que el marido dé a su mujer lo que debe y la mujer de igual modo a su marido. No dispone la mujer de su cuerpo, sino el marido. Igualmente, el marido no dispone de su cuerpo, sino la mujer. (vv. 3-4)

Y digo que "nos sorprende" porque estas frases sonarían muy normales hoy en día, pero hace veinte siglos casi nadie hablaba de esa manera. Pablo también es capaz de romper las sólidas normas discriminatorias de su tiempo para comenzar a intuir que hay una igualdad fundamental entre varón y mujer. No es que él desarrolle estas ideas, sería un feminista super-adelantado a su tiempo, tan sólo digo que "intuye".

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jueves, 5 de febrero de 2009

¿Pablo misógino? (2 de 7) Empecemos fuertecillo

1 Corintios 11
Empecemos fuertecillo. En este capítulo de la carta a los Corintios, escrito por Pablo, parecen encontrar muchos a un Pablo claramente misógino:
La cabeza de todo hombre es Cristo; y la cabeza de la mujer es el hombre; y la cabeza de Cristo es Dios...

Pablo afirma que el varón está por encima de la mujer, con la metáfora de la "cabeza". ¿Realmente se ha inventado Pablo esta forma de ver las cosas? Hace veinte siglos, la sociedad -toda ella- discriminaba a las mujeres, especialmente en puestos de responsabilidad y cargos públicos. Pablo tan sólo está asumiendo un criterio que, en aquella época, tenían interiorizados hombres y mujeres. Estamos de acuerdo en que toda la sociedad era discriminatoria, pero eso sólo hace a Pablo un "hombre normal en su época". Creo que no podemos valorar a las personas comparándolas con los que vivimos siglos después, sino dentro de sus propias sociedades.

Más adelante (5-10) insiste Pablo en que las mujeres deben llevar el pelo largo y los varones no. Vale que hoy no le damos importancia a esto, pero no veo que en estas frases Pablo discrimine a un género respecto a otro.

En el v. 9 Pablo recuerda el texto del Génesis en el que se cuenta la creación de Eva a partir de una costilla de Adán. Esto él lo interpreta como que "la mujer procede del hombre", pero fijaos, de todos modos, cómo acaba, en el v. 12:
"Si la mujer procede del hombre, el hombre a su vez nace mediante la mujer. Y todo proviene de Dios".

Así que, en el momento de comparar hombre y mujer, para Pablo ambos proceden de Dios, que es el mensaje principal que a él le interesa subrayar.

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miércoles, 4 de febrero de 2009

¡Más de 1000!

¡Vaya, cómo suena!
Me despisto un día tan sólo y ya hemos alcanzado las 1000 visitas en el blog. Ya sé que no es nada, comparado con los centenares de visitas diarias que tienen otros blogs, pero es que nuestra pretensión aquí es mucho más sencilla y familiar, por eso las 1000 visitas marcan un pequeño hito en nuestros retos.
Gracias por estar ahí, al otro lado, leyendo y hasta opinando.
¡A por los 2000!

martes, 3 de febrero de 2009

¿Pablo misógino? (1 de 7)

Circula en las mentes de muchos que conocen un poco a Pablo de Tarso la idea de que éste era, sencillamente, misógino ("Que odia a las mujeres, manifiesta aversión hacia ellas o rehuye su trato"; según el diccionario de la RAE). Para justificarlo se aluden varias citas de sus cartas, o de cartas de sus discípulos, en los que limita la acción o la posición de las mujeres en las comunidades cristianas.
Pero cabe preguntarse, ¿es posible hacer un juicio sobre una persona con datos tan limitados? Además, ¿podemos entender que una persona es misógina porque dijo cosas hace casi dos mil años que, dichas en el siglo XXI serían signo de misoginia?
En esta serie de entradas del blog voy a añadir al debate algunos datos más, que frecuentemente no se dicen cuando se discute sobre la visión que Pablo tenía de las mujeres.
El jueves comenzaremos, pero podéis dejar ya vuestros comentarios y opiniones.
¡Nos leemos!

(Todas las entradas de este tema AQUÍ)

domingo, 1 de febrero de 2009

Domingo: ¡Cómo enseña!

Marcos 1,21-28
Llegó Jesús a Cafarnaum y, cuando el sábado siguiente fue a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su enseñanza, porque no enseñaba como los letrados, sino con autoridad.
Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar:
-¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios.
Jesús lo increpó:
-Cállate y sal de él.
El espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió. Todos se preguntaron estupefactos:
-¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta los espíritus inmundos les manda y le obedecen.
Su fama se extendió en seguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.
«Autoridad», ¿cómo entender esta palabra del texto en nuestra sociedad, que desconfía de las instituciones, de las personas encargadas de gobernar, de los que tienen «autoridad» y prefiere fijarse en la vivencia, en la intuición, en el día a día? Quizá haya una expresión que nos acerque al significado, cuando se dice de alguien que «es una autoridad en la materia». No se está diciendo que tenga mando ni jurisdicción, sino que sabe del tema, que lo domina, que se ha dedicado por entero y que puede decir más que otros sobre la cuestión.
Aquí está el secreto de esta palabreja: Jesús no habla de lo que ha leído, de lo que le han dicho, de lo que le ha parecido entender. Jesús habla «con autoridad», sabe del «tema», del Reino de Dios, de la justicia, del amor de Dios por toda la humanidad; y sabe del tema porque lo ha experimentado, porque lo vive profundamente, porque no ha esperado a que se lo cuenten. Esto es lo que lo diferencia de los «letrados», es decir, de los que en teoría entendían más que nadie de la Ley de Dios, pero que no habían profundizado en el Espíritu de las palabras de esa Ley, sino que se quedaban en la superficie del cumplimiento (= cumplo + miento).
¿De qué tipo somos nosotros? ¿Somos capaces de hablar «con autoridad» de nuestra experiencia de fe? ¿La vivimos desde dentro? ¿O bien preferimos refugiarnos en normas y cumplimientos que muchas veces nos alienan más que hacernos libres?

«Espíritus inmundos». No nos dejemos engañar por películas del tipo del «Exorcista». El mal en el mundo existe, y ese mal es el que Jesús ha venido a eliminar con su presencia, con su «autoridad» y con su palabra (fijaos que no hay nada de violencia, sólo palabras). El mal se puede manifestar de muchas maneras, pero el más peligroso es el que va funcionando por dentro, el que no es escandaloso ni espectacular, el que nos hace justificar cosas (o «cositas») que hay en nuestra vida que nos hacen menos humanos, que nos hacen menos auténticos, que no nos dejan crecer y entregarnos totalmente a los demás, que no nos dejan amar porque nos centran en nuestro propio egoísmo... Ese mal es el que Jesús increpa. Y, si nos dejamos, también limpiará ese mal de nuestras vidas.