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jueves, 30 de octubre de 2008

¡Pues mi Biblia no dice eso!

Quizá algunas veces podemos encontrarnos con expresiones distintas en "Biblias" distintas. Vayamos por partes, no me refiero a las biblias de algunos grupos sectarios que puedan haber sido tergiversadas, estoy hablando de las ediciones de la Biblia normales y corrientes que podemos encontrar todas juntitas en los estantes de las librerías especializadas e incluso en más de una librería genérica (de esas que le dedican una mini-sección a "religiones, creencias y esoterismos varios", que ya es una forma de que se les vea el plumero).
Si comparamos distintas ediciones (pues se trata de "ediciones" distintas, y no de "Biblias" distintas), podemos encontrarnos con textos que varíen ligeramente o incluso con textos que parecen decir cosas muy distintas. ¿Por qué sucede esto?
Empecemos por el principio: lo que nosotros tenemos en nuestras manos son traducciones de la Biblia; el texto original utilizado para las distintas traducciones es el mismo con poquísimas variantes (algún día hablaremos de esos textos), pero se trata de libros escritos en hebreo, arameo y griego, hace muchos siglos y a miles de kilómetros de distancia. Y aquí radica la dificultad: no sólo son lenguas distintas, sino culturas totalmente distintas, en algunos aspectos radicalmente opuestas a ideas que, hoy, nosotros consideramos que son la mar de "normales". También en aquellas épocas y culturas la forma de expresarse era distinta (y mucho, os lo puedo asegurar), de forma que hacer una traducción "pura y absoluta" es una tarea imposible. Las palabras no tienen los mismos matices, a veces ni siquiera los mismos significados; las formas de decir verdades importantes eran totalmente distintas (por ejemplo con parábolas, que hoy quizá asociaríamos a cuentos para niños); y así podríamos poner muchos ejemplos en los que la tarea del traductor se enfrenta a dificultades casi insalvables.
Así que a los traductores (vaya delante mi reconocimiento por su trabajo), tienen que tomar opciones para poder escribir en su lengua de destino con un mínimo de coherencia y buen estilo. No todos los traductores toman las mismas opciones, y por tanto, las traducciones tienen diferencias que, a primera vista, nos pueden llamar la atención.
Pero, ¿cuáles son esas opciones que tienen que tomar los traductores? ¿Qué dificultades concretas se encuentran?
El tema es interesante pero por hoy ya me he extendido demasiado. Seguiremos en próximas entregas.

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