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martes, 21 de abril de 2009

Jesús resucitado presente en su comunidad

Hoy os dejo un texto que he encontrado en el "Misal de la comunidad" (un libro que recopila los textos de las celebraciones católicas). Es un comentario que me parece muy interesante sobre la resurrección de Jesús y su presencia en la comunidad. Dice así:

Cristo ha resucitado. Pero este acontecimiento histórico ha sucedido solamente ante Dios. Ningún ser humano ha sido testigo directo del momento en que Cristo resucitó. Sin embargo, podemos llegar a percibir este acontecimiento por otros caminos y ser testigos veraces de este suceso singular. El Resucitado se hace presente, se «aparece», y los discípulos lo pueden «ver». Con esto los evangelios nos sugieren que hay unos signos por los que el Resucitado se hace presente.
Para llegar apercibir estos signos es necesaria la fe. El Resucitado pertenece ya a una esfera del mundo totalmente nueva, a la situación definitiva que nos espera. No hay ningún hecho conocido en la historia que se pueda comparar con la resurrección de Jesús. Es algo nuevo y, además, pertenece al futuro, no al pasado; por eso no se puede sino creer y esperar. «Dichosos los que creen sin haber visto».
Uno de los signos más reveladores del Resucitado es el estilo de vida de la comunidad: ésta surge cuando, llevados por el Espíritu de Jesús, se establece una relación fraternal hasta llegar a poner todo en común. Se manifiesta también el Resucitado en el perdón de los pecados, en la capacidad de superación que Dios ha concedido al hombre para que camine hacia la consecución de la promesa, ya cumplida en Cristo.
Pero los signos del Resucitado no se agotan en la Iglesia. Hay incontables señales que nos indican cómo el poder de Dios va dirigiendo la historia hacia su plenitud. ¿Percibimos algunos de estos signos de nuestro tiempo?

3 comentarios:

  1. A mí eso de que "el poder de Dios va dirigiendo la historia hacia su plenitud", me habla de la Providencia. Creo firmemente en ella, aunque no sé si sabría identificar los signos, esos de los tiempos, supongo; yo siempre me entero "a posteriori", pero sí es cierto que debemos mirar amenudo -como cantan en "el príncipe de Egipto"- "con la mirada celestial" . Bona nit.

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  2. Yo la verdad, no veo ningún signo de ello en el mundo de hoy en día. Más bien, todo lo contrario :-(
    Pero dicen que la hora más oscura de la noche es la que viene antes del alba...

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  3. Gracias por vuestros comentarios... y por el juego de contrastes que establecéis.
    A mí también me encanta la canción "con la mirada celestial", creo que representa muy bien la diferencia entre nuestra forma de mirar y la de Dios. Nosotros queremos ser "hilos de oro", queremos que la piedra de la cima de la montaña; sin embargo, como reza la canción, no es más importante la piedra de la cima que la piedra que hay al pie, ni un hilo de oro es nada si no está tejido, junto con muchos otros, en un gran tapiz.
    Yo sí veo muchos signos de la presencia de Dios en nuestro mundo; no sé, quizá peque de demasiado optimista, pero creo que en el fondo de todo ser humano palpita el deseo de bondad, de felicidad, de amor. Aunque es cierto que muchos no lo ven, no saben enfocarlo y lo confunden con placer, comodidad o posesión.
    Pero no todos son malvados. Hay iniciativas, muchas, de altruismo, de generosidad , de entrega

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