Tal como os prometí el domingo, añado alguna pequeña explicación a la expulsión de los mercaderes del Templo.
En realidad, lo que Jesús está haciendo en un "gesto profético", está actuando como un profeta ante su pueblo, que sabía en qué consistían esos gestos, a veces bruscos y siempre sorprendentes.
Nosotros, que participamos de otra cultura, nos sorprendemos de lo que en aquella época no se sorprendían, en cambio, no llegamos a captar lo que era importante para ellos.
El ejemplo claro está en las palabras de los que, al verlo, le exigen: "¿Qué gesto nos muestras para justificar esto que estás haciendo?". Es decir, que los propios judíos no lo critican por violento, ni por aquellas cosas que a nosotros nos llaman la atención; ellos comprenden que se trata de un gesto profético y le piden que demuestre que es de verdad un profeta.
De eso se trata, y el evangelista Juan lo tiene muy claro. ¿Estamos nosotros dispuestos a acoger que Jesús nos descoloque, nos "saque de nuestras (cómodas) casillas"?
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jueves, 13 de noviembre de 2008
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