Entonces Jesús dijo:
-Simón, tengo algo que decirte: "Dos hombres debían dinero a un prestamista. Uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta: pero, como no le podían pagar, el prestamista perdonó la deuda a los dos. Ahora dime: ¿cuál de ellos le amará más?
Para Dios no se trata de sacar cuentas, de hacer balance de entradas y salidas, de exigir el correspondiente pago a lo prestado, con sus intereses. Dios disfruta perdonando, le apasiona amar y darse todo y del todo a todos. Sólo que a nosotros nos cuesta comprenderlo y aceptarlo... porque nos damos cuenta de que, si reconocemos que ahí está la felicidad, nuestros pies nos llevarán corriendo por esa senda, y no estamos tan dispuestos a perdonar, a amar, a dar gratis... ¡Que Dios cambie nuestro corazón!
-Me parece que aquel a quien perdonó más -respondió Simón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.